28 de Abril 2004

Historias de un bar VI

Este es el relato final, aquí culmina todo.

Este relato es el que más he tocado de todos, he metido cosas que no había, conversaciones, reflexiones, para darle más chicha y hacerlo un poco menos ñoño de lo que era, supongo que cuando tienes 17 años ves las formas de una cosa y con 19 de otra y por eso he sentido la necesidad de cambiarlo.

La semana que viene pienso hacer una reflexión sobre el relato, pero hoy os dejo disfrutar con el final.

Es un compromiso que tengo con la correctora de la primera versión de este relato el sentarme algun día a rescribir esta historia sobre todo parra corregir el hecho de que fuese todo tan rapido, pero para ello hace falta que tenga ganas y más que nada, tiempo, que es lo que me falta, para hacerlo.

Pero bueno, os dejo con lo que esperais...

(Si eres nuevo en el blog, ve a los martes, o lso miercoles anteriores, siguiendo la pista al relato, leelo desde el primero).

Javier observaba el bar, habían pasado todos una época turbulenta, él mismo la había pasado, pero por suerte parecía que tenía un buen final.
Antonio, en un lado del bar, hablaba con un chico, Jaime, su hermano, había conseguido un permiso de fin de semana en la cárcel, donde había entrado hacía cinco años por traficar con drogas.
Jaime quería ver a su hermano con mucha urgencia, ya que gracias a Javier, se había enterado de la situación que había vivido y vivía su hermano y de como este estaba intentando salir de aquella.
Llevaban un buen rato hablando, de trivialidades y de cosas serias, pero se podía percibir la tremenda alegría que los embargaba a los dos por volver a encontrarse. Tras un rato de charla a la que no tardó en unirse la novia de Antonio, Jaime se acercó a Javier quien le dio un abrazo. Jaime, le dijo:
- Muchas gracias por cuidar de él, te lo agradezco - con voz emocionada-
- ¿Para qué estan los viejos amigos sino? -respondió él con el mismo tono de emoción-
Jaime y Javier habían sido amigos en una epoca oscura del pasado de ambos, qué mejor era olvidar, pero que ambos dos conocían y que los había unido tremendamente.

Después se separó de ellos y observó a Marta y a Santi, por fin estaban juntos, dijo para si mismo, estaban sentados en un banco, junto a una mesa, jugueteando, besandose ,acariciandose...
Marta volvía a tener la sonrisa perpetua en la cara, esa sonrisa que casi consigue borrar un animal de manera permanente. A su madre le iba muy bien en el nuevo trabajo y no se tenían noticias de su padre, afortunadamente, sin embargo, los trabajadores sociales les habían recomendado prudencia, parecía que el miedo no podría abandonarlas totalmente.
Santi, parecía que estaba aprendiendo a dejar de ser el tío duro del bar aunque intentaba ocultarlo, Javier les sonrió y se acercó:
- Bueno pareja, que yo no quiero ser un cacique ni un explotador, pero Dios dijo sed hermanos pero no primos.
- Vale, ya vuelvo al curro -respondió Marta-
Besó en los labios a Santi y se marchó tras la barra. Santi suspiró y Javier no pudo impedir soltar una risotada mientras le daba unas palmadas en la espalda y volvía al trabajo.


Tras un rato de curro pudo parar a reflexionar sobre él:
Bueno él, estba en la gloria, todo le iba dentro de lo que cabía muy bien y estaba contento porque a los de su alredededor, también les iba bien. Estaba apoyado en la barra y unas manos conocidas le cogieron por la cintura interrumpiendo sus pensamientos. Miram apoyó la cabeza en su espalda, despues le dio un beso en la nuca. Con miriam a la espalda continuó con sus meditaciones:
Tenía a Miriam, que era una gozada de chica, muy diferente a las que habían poblado su vida por otra parte había ido recuperando el contacto con la familia y había conocido a sus sobrinitos, dos monstuitos de 2 y 4 años, hijos de su hermana a la que hacía tanto tiempo que no veía.
Poco a poco la relación con sus padres volvía a restablecerse, no era fácil pues había muchas cosas y no era sencillo perdonar muchas de ellas. No había vuelto a vivir en casa de sus padres, aunque fue un disgusto para ellos, lo entendieron,además su padre puso parte del dinero que faltaba para pagar el credito del bar y eso supuso un desahogo, no es lo mismo deberle un poco de pasta al baco y mucho a tu viejo, que deberle mucho al banco.

Tras tanto camino, tras tantas grises calles y túneles de oscuridad, había encontrado la salida y sus seres queidos también. Se volvió y abrazó a Miriam, ella luciendo su timida sonrisa también le abrazó a él y se besaron tiernamente.

FIN
<__trans phrase="Posted by"> Michael <__trans phrase="at"> 9:30 PM | <__trans phrase="Comments"> (6)