He crecido en una casa con dos grandes gritadoras (a falta de un termino mejor), mi madre y mi hermana. Mi infancia se plaga de recuerdos de ambas en muy diversas situaciones profiriendo todo tipo de gritos.
Mi hermana, de la que seguro os he hablado muchas veces, posee el típico grito histérico (de lo cual deducimos que es una histérica). Nunca sabes cuando va a explotar, y cuando lo hace le da igual quien se ponga por delante en un momento te defiende a gritos como justo al siguiente comienza a culparte hasta del alzamiento de Hitler (también a gritos).
Para seguir contando cosas relacionadas con el título os cuento que en mi casa tenemos unos maravillosos famitel, son unos telefonos inalámbricos que permiten comunicación interna entre ellos, sin coste ninguno. Estos avances de la tecnología no han conseguido desterrar sin embargo el berrido típico de:
- UEHEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE, te llaman al telefono.
o su variante:
- UEHEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE BAJA A PONER LA MESA!!!!.
He hablado de mi hermana pero no de mi madre. Ella no es una histérica, alguna vez se ha puesto así pero no es la tónica general. Sus gritos son más bien cuartelarios, grita en cualquier momento en el que deba dar una orden, o encuentre la más minima resistencia a cumplirla, debe ser algo inconsciente o algo tan inherente a ella que ya es indisociable.
El haber escuchado tantos gritos, creo que es lo que motiva dos cosas que me suceden:
a) Que en momentos en los que me excito (no penseis mal) yo grite y levante la voz. Algo que por desgracia no se me da nada mal y por lo que pido disculpas a todo aquel que alguna vez hubiese recibido mis gritos
b) Que me resulte tremendamente desagradable que alguien grite o me hable con algun tono de reproche o acritud. Basicamente porque creo firmemente que para eso mejor estoy en mi casa.
Este post viene a raíz de que hoy he intentado convencer a mi madre de que tenía toda la razón al decirme que tenía desatendias muchas de mis tareas domésticas, y que en efecto debía hacerlas, pero que por NADA del mundo debía de gritarme para que yo las hiciese, porque en vez de lograr mi colaboración conseguía cabrearme, basicamente que con 4 años me acojonaba y que con 20 más bien me indigna.
Pues bueno, con estoy un bizcocho por el culo os la entocho.
Salud!