22 de Septiembre 2004

¿Politólogo con demasiado tiempo libre?

No sé si os conté una historia alguna vez sobre lo que me pasó una vez en un autobus (si os la conté, mala suerte, soy como el abuelo ese que cuenta una y otra vez las anécdotas). Iba yo un día en un autobus, cuando un chico se sube e intenta pasar con un abono transportes que no le pretenece. (Un abono transportes para los que no sois de Madrid es una tarjeta personal, a la que le compras un cupón mensual y te permite durante el mes hacer tantos viajes como quieras en metro, bus y tren). El tema es que esa tarjeta es personal e intransferible y si te pillan usando la de otra persona pues te retiran el abono y ponen multa.

El caso es que el conductor le pilla, llama por telefono al revisor y le retira el abono, hata ahí todo correcto salvo por el hecho de que habla con el revisor por movil mientras conduce. En ese momento empieza algo que me cabreó durante el viaje, el conductor no permitió al chico sentarse donde quisiera del autobus, sino que le obligó a estar sentado a su lado, y le regaló todo el viaje con una sarta de amenazas sobre lo que le iba a suceder (juicio, multa, retirada del abono) y hablando con otro viajero, metiendose con el pobre chico, al cual yo le veía estar pasando un momento realmente malo, no bastaba con retirarle el abono y multarlo algo totalmente legitimo parecía que tenía que machacarlo.

Lo último que hizo fue, tras que el chico llegase a su parada fue que en vez de dejarlo salir por la puerta de alante (a fin de cuentas le obligó a sentarse a su lado), le obligó a salir por la puerta de atrás. Yo me revolvía en mi asiento, me indignaba ese abuso de posición de aquel tipo, me parecía que el conductor era un puto frustrado, que estaba pagando sus movidas con el otro chico.

Suelo coger ese autobus frecuentemente, y no quería tener problemas con el conductor porque la cantidad de putadas que te puede hacer son bastantes, pero es que aun bajado el chaval seguía largando de él, e intentaba mostrarse como el sheriff del autobus. Llegamos a mi parada, y no pude resistirme, le dije:
- Mira, perdona, me parece genial que le retirases el abono al chaval, a fin de cuentas ha incumplido las normas, pero verás en lo que llevamos de viaje tu también has incumplido las normas, y las normas están para todos, no se puede usar el movil mientras conduces, y si te vas a las normas (que están situadas justo detrás de donde se sienta), verás que está prohibido ir hablando con los viajeros.

Aquel tipo se puso como un energumeno, a gritarme algo más o menos:
- ¿Que? ¿que me dices? ¿Que normas he incumplido? ¿EH? ,si quieres me pones una queja.
- No tengo tiempo que gastar en poner una queja a alguien como tú - le respondí- y me bajé del autobus.

Había quedado con Ulliam pero siempre llega tarde, así que con el cabreo que llevaba encima, iba andando y diciendo:
- SI no está, me voy a la siguiente parada y le pongo la queja
Y... ulliam no estaba.

Así que aprovechando que en la parada que me bajé había mucha gente, me dio tiempo a llegar a la parada, subirme al bus y decirle al tipo:
- ¿Sabes lo que te digo? Que tengo tiempo para ponerte esa queja.
El tío flipó, le puse la queja, que luego no llegó a nada pero bien a gusto que me quedé y cuando me encontré a Ulliam y le conté la historia le dije:
- Se ha encontrado con un politólogo con demasiado tiempo libre.

Ahora me veo en una situación parecida, en la que soy yo el perjudicado. Ayer tuve un examen de derecho internacional público y me salí a los cinco minutos. ¿La razón? El profesor sin avisar había cambiado el método del examen que nos había dicho que seguiría el primer día. Este metodo consistía en un examen titpo test 40 preguntas y un caso práctico y era el que había seguido en Junio.Para nuestra sorpresa el metodo había cambiado y se había convertido en un examen de 3 preguntas si dejabas una en blanco suspendías. Consulté en el vice decanato de alumnos si eso era reglamentario y el sr vice decano me dijo que no, que no lo era y que si quería podía poner una queja ante el departamento, ante el defensor del universitario o frente a ambos pero que me recomendaba intentar hablar con el profesor y pedirle que repitiese el examen.

Estoy en un dilema, no es repetir la asignatura que a fin de cuentas pues son 53 euros, y dedicarle algo más de tiempo. Es el sentir que alguien ha vulnerado mis derechos y el saber que por su culpa algunos de mis compañeros se quedarán sin beca, por no haber tenido una oportunidad real de aprobar más que nada porque no es lo mismo estudiar para un examen de tipo test, que para un examen de preguntas largas, no se usa la misma metodología. Con la queja seguro que me ganaré la enemistad del profesor, aunque eso me debería dar igual porque me he matriculado con otro, y en el caso de que lograsemos la repetición del examen, pondría un test tan jodido que ninguno aprobaríamos. La gente que ha perdido la beca igual no la recuperaría porque los plazos muy probablemente se habrán acabado... son tantas cosas en contra.

Pero es que hay algo, algo que solo puedo describir como GROARRR!!!!!!!, lo mismo que sentí aquel día en el autobus, es algo que dice pelea, jodele, dale donde duele y demuestrale que por muy profesor que sea, por mucho poder que crea tener, no puede pisarte y si lo hace vas a ir a joderle, porque tienes tus DERECHOS . Se me pone dura al hablar de esto ¿Es grave doctor?

Me estoy imaginando a mucha gente que conozco dandome razones para no hacerlo, es mucho esfuerzo para nada, no es bueno ganarse la enemistad de un profesor, lo mejor es no destacar. Pero eso a fin de cuentas es miedo, y yo nunca he querido vivir con miedo.

¿Soy un politólogo, socialista, traidor y mutante con demasiado tiempo libre?

Salud! y no os dejeis pisar

<__trans phrase="Posted by"> Michael <__trans phrase="at"> 3:44 PM | <__trans phrase="Comments"> (3)